Para los egipcios el canon de belleza consistía en lucir una piel bronceada, unos ojos grandes y delineados en forma de pez en color oscuro, labios coloreados en tonos terracota, cejas cuidadísimas en su diseño y más propias de maquillaje de hoy en día como el coloreado de los párpados. Por ejemplo, en el conocido busto de la reina Nefertiti se puede apreciar que el diseño del maquillaje que luce su rostro, algo suavizado en sus líneas y tonos, resulta muy contemporáneo y actual.
Para algunos historiadores, Egipto fue la cuna del maquillaje. Los colores para los ojos eran tonos vivos que obtenían a base de mezclar tierra, cenizas y tinta. Recientemente se han descubierto en las tumbas de los faraones restos del maquillaje que utilizaban para el rostro y los estudios revelan que esos productos cosméticos no son tan diferentes de los de hoy en día. A las egipcias se les atribuye, además, la moda de pintarse los labios con un tinte hecho de ocre rojo y oxido de hierro natural que extendían con un cepillo o un palito.
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